La importancia de la naturaleza para la salud, desarrollo y aprendizaje de los niños
No cabe duda de que, para los niños, la naturaleza es el mejor parque de atracciones y aula de aprendizaje. Interactuar con ella tiene un sinfín de beneficios para su salud, el desarrollo físico y mental, la independencia, la confianza y la formación de valores.
En la actualidad, muchos niños salen de casa por la mañana para ir al colegio en coche o autobús, regresan por la tarde por el mismo medio y a la hora de jugar lo hacen en casa y a menudo con la consola o el ordenador. Con la mejor de las intenciones, las familias llenan sus tardes de actividades extraescolares para prepararlos para el futuro y se preocupan por su seguridad, por tenerlos en ambientes protegidos, que no se mojen, no se ensucien y que no se hagan daño o le piquen los bichos y un largo etcétera. El resultado son niños que no juegan libremente en el parque o en el campo, que no trepan a los árboles, que no les agrada la textura de la tierra, que no han visto de cerca una lagartija o insectos, ni juegan en los charcos para no mancharse.
Y lo entendemos, queremos protegerlos y darles lo mejor, pero dicen los expertos que, privando a los niños de esas experiencias con la naturaleza, pierden capacidad de exploración, de creatividad, de destreza para la convivencia y para la resolución de problemas. Según diversos estudios de investigación, ha quedado probado que en general, los niños del campo enferman menos, tienen mejor concentración y autodisciplina, mejor coordinación física, equilibrio y agilidad, son más imaginativos, tienen más habilidad para divertirse y colaborar en grupo, son más observadores, muestran más capacidad de razonamiento y más paz interior. En resumen, se muestran más tranquilos y serenos, más independientes, con menos miedos, más integrados con el resto del mundo. Pero no todo está perdido porque vivamos en la ciudad, que también tiene muchas ventajas, sino que podemos hacer un esfuerzo para encontrar un equilibrio tanto para nosotros como para nuestros hijos, organizando planes y actividades al aire libre que fomenten la conexión con la naturaleza.
“En CBS, The British School of Seville, el Colegio Británico de Sevilla situado en el Pinar de La Juliana en Bollullos de la mitación, la naturaleza ofrece una cantidad tan elevada de estímulos que el contacto con ella hace que el niño se encuentre en un espacio abierto, con sensación de libertad, con capacidad de moverse libremente, de observar los procesos que ocurren, y eso es fundamental para el desarrollo de sus habilidades de movimiento pero también un estímulo para sus neuronas, para sus emociones y su aprendizaje. Aquí siempre tenemos algún visitante interesante, lo mismo viene un Rabilargo ibérico, que pavos reales o patos. Es como ver un documental en directo”, resume Samantha Clewer, subdirectora del centro.
“Caerse, levantarse, ejercitar los músculos y los sentidos, ver insectos, plantar semillas, visitar a las gallinas, ver un ejército de hormigas, son estímulos para el cerebro y también para las emociones, porque oler una flor, contemplar un campo de girasoles, escuchar el trinar de los pájaros, provoca en los niños sensaciones que, a su vez, suscitan emociones, y esas emociones son importantes para favorecer el conocimiento, porque lo que aprendemos vinculado a emociones se graba más fácilmente en nuestra memoria y es más difícil de olvidar”.
Miss Samantha, señala también que el contacto con la naturaleza no es una moda actual, es verdadera calidad de vida. Hay datos contrastados que demuestran que ésta influye en el bienestar psicológico y emocional y sobre las capacidades intelectuales de las personas. Los expertos en estos temas opinan que detrás de esta realidad puede haber razones biológicas, y que, aunque el cuerpo humano está adaptado ya al modo de vida urbano, quizá el cerebro todavía añore estímulos que tienen que ver con la experiencia de vivir en la naturaleza, que es donde la especie humana ha desarrollado estrategias de adaptación más exitosas para su supervivencia.”
Niños saludables y felices: El rol clave de la naturaleza en su crecimiento
Samantha Clewer coincide en que, más allá de todos los beneficios sobre la salud, las capacidades intelectuales y el equilibrio emocional que pueda suponer que los niños estén en contacto con la naturaleza de forma espontánea, y en contextos educativos –colegios, campamentos de verano, granjas escuela, etcétera– los espacios naturales son un gran recurso pedagógico para educar la percepción de los niños y hacer que aprendan a discriminar, a categorizar y a ordenar la información, a establecer vínculos afectivos con la naturaleza y los seres vivos y a desarrollar sentimientos de respeto y de protección del medio ambiente.
El enclave privilegiado en el que se encuentra el colegio CBS, The British School of Seville, en un pinar centenario, es uno de sus grandes valores añadidos. Sus instalaciones en plena naturaleza le permiten ofrecer espacios de aprendizaje al aire libre y la oportunidad de disfrutar en primera fila de diversa flora y fauna.
En este entorno idílico, los alumnos practican actividades impensables de desarrollar en otros lugares urbanos. Este contacto diario con la naturaleza también les permite conocerla, apreciarla y aprender a respetarla y cuidarla porque siempre protegemos lo que amamos.
“Los niños son aprendices activos, exploradores y la naturaleza ofrece una experiencia sensorial completa: Pueden oler, tocar, ver y oír elementos desconocidos para ellos hasta el momento… así que algunas veces, es más fácil aprender en ella que sentado en un pupitre”, recalca Miss Samantha. En nuestro colegio, disponemos de aulas al aire libre y siempre que las condiciones meteorológicas lo permiten, nos vamos afuera a tomar el sol y mirar el mundo desde otro punto de vista. Nuestro currículum es eminentemente práctico así que nos encanta descubrir y desarrollar las habilidades de nuestros alumnos porque no hay nada tan maravilloso y que aumente más su autoestima cómo aprender haciendo.”
Por último, Miss Samantha recomienda a las familias que siempre que tengan la ocasión, que brinden a sus hijos experiencias naturales: excursiones a la playa o al campo, campamentos, observar las aves, hacer manualidades con las hojas, correr, saltar o simplemente jugar con la tierra… porque eso también ha demostrado que reduce los niveles de ansiedad y estrés en los niños. Como padres, debemos dejar que lo hagan porque así impulsaremos una independencia que les ayudará a ser adultos más felices y autónomos. Todas ellas, son actividades que, además, podrá disfrutar toda la familia y fortalecerá los lazos de esta.