Excesos en la educación moderna
Hace tan solo un par de generaciones, se consideraba que un juguete nuevo, ropa y zapatos, una comida especial, un viaje en familia, todo eso, eran cosas maravillosas, cosas por las que había que esperar y que luego eran muy apreciadas. Sé que alguien se puede sentir tentado de pensar que esto son historietas de abuelos, pero es una realidad palpable a día de hoy en muchas familias: los niños tienen y hacen demasiado de todo. La paciencia ya no se cultiva, ahora se da todo por sentado, por obligado.
Como padres, todos queremos darle lo mejor a nuestros hijos, y pensamos que, si un poco está bien, más será mucho mejor. Llenamos sus habitaciones de libros, dispositivos y juguetes. Y cuando es demasiado, los niños se sienten abrumados. Como resultado, juegan de manera superficial, pierden el interés fácilmente por esos nuevos juguetes y no desarrollan su imaginación. Y la infancia no se mide en juguetes, se mide en juegos, en arañazos en las piernas, en coleccionar piedras o conchas en la playa, en mirar bichos en el parque, en mancharse la ropa, en saltar en los charcos sin llevar botas de agua, en intentar llegar lo más alto posible en los columpios, en hacer barcos de papel y tirarlos a un arroyo, en subir a un árbol, etc.
El profesor y orientador estadounidense, Kim Payne, afirma que los cuatro pilares del exceso sobre los cuales se erige la educación actual de los niños son:
- Demasiadas cosas
- Demasiadas opciones
- Demasiada información
- Demasiada velocidad
Esto también se aplica al exceso de actividades planificadas, que supuestamente, les preparan para la vida. Cuando los niños son abrumados de esta forma, no tienen tiempo para explorar, reflexionar y liberar las tensiones cotidianas. Demasiadas opciones terminan erosionando su libertad y les roba la oportunidad de aburrirse, que es fundamental para estimular la creatividad y el aprendizaje por descubrimiento.
¿Qué proponemos? SIMPLIFICAR LA INFANCIA
La mejor manera de proteger la infancia de los niños es decir “no” a las pautas que la sociedad pretende imponer. Se trata de dejar que los niños sean simplemente eso, niños. La vía para proteger el equilibrio mental y emocional de los niños consiste en educar en la simplicidad. Para lograrlo es necesario:
- No atiborrarles de actividades extraescolares que, a la larga, probablemente no le servirán de mucho. Que escojan las que más les emocionen, por las que muestren predilección y habilidades que quieran desarrollar.
- Dejarles tiempo libre para que jueguen, preferentemente con otros pequeños o con juguetes que puedan estimular su creatividad, no siempre con juegos estructurados.
- Pasar tiempo de calidad con ellos, es el mejor regalo que podemos hacerles los padres, madres, abuelos y toda la familia.
- Crear un espacio de tranquilidad en sus vidas donde puedan refugiarse del caos cotidiano y aliviar el estrés.
- Asegurarse de que duermen lo suficiente y descansan.
- Reducir la cantidad de información, asegurándose de que esta sea comprensible y adecuada a su edad, lo cual implica hacer un uso más racional de la tecnología.
- Simplificar su entorno, apostando por menos juguetes y cerciorándose de que estos estimulan realmente su fantasía.
- Disminuir las expectativas sobre su desempeño, dejándoles que sean simplemente niños.
Recordemos que los niños tienen toda la vida por delante para ser adultos, mientras tanto, dejemos que sean niños y disfruten de su infancia.
Fuentes de información:
Libro: Simplicity Parenting (Kim Payne)
Artículo: Raisedgood – http://raisedgood.com/extraordinary-things-happen-when-we-simplify-childhood/
Artículo Rincón de Psicología: https://www.rinconpsicologia.com/2016/03/educacion-moderna-trastornos-infantiles.html?m=1