¡Vamos a leer!
Entre “Este mes os tenéis que leer este libro” y “¿Qué os parece si para la clase de hoy nos vamos a la biblioteca y leemos el libro que queramos?” hay un abismo insalvable del que depende la afición de un niño, o no, por la lectura; y todo lo que ello implica en términos de creatividad, desarrollo del pensamiento crítico y enriquecimiento cultural.
Son muchos los padres que se preocupan, con razón, de que cada vez es más difícil que sus hijos decidan cerrar la sesión en la Playstation y abran un libro de la estantería de su habitación. “¿Cómo podemos hacer que nuestro hijo lea?” es una pregunta que escucho muy a menudo y a la que yo añadiría una sola palabra para comenzar a andar el camino apropiado:
“¿Cómo podemos hacer que nuestro hijo quiera leer?”.
Algo tan simple como cambiar la perspectiva de la sugerencia puede marcar una gran diferencia. Propongámoslo como ocio, más que como obligación. Al igual que expresamos un plan de tarde de película, hagámoslo así también con la lectura: “¡Esta tarde vamos a leer el libro que tú elijas!”
En esa premisa hay tres aspectos clave:
El tono. La emoción que se pone en la sugerencia ya hace que el niño sienta que lo que vamos a hacer es divertido. Que nadie nos está obligando a leer, por lo que se trata de una actividad de ocio. Que nadie nos está evaluando.
Primera persona del plural: nosotros. “Vamos a leer” es mucho mejor que “lee”. Te incluye como padre, y es que a leer se enseña leyendo. Una de las clases que más disfruto con mis alumnos es aquella en la que nos sentamos en corro y leemos todos juntos. Paramos, discutimos lo leído. Damos nuestras opiniones, hacen preguntas cuando no entienden algo. No hay que terminarse el libro, sino disfrutar la lectura que compartimos.
Libertad de elección. “El libro que tú elijas”. No a todos los niños les tiene por qué gustar los cuentos de hadas. Muchas veces, me vienen niños frustrados porque sus compañeros se beben los libros de dos en dos, mientras que ellos me comentan que “A mí no me gusta leer, Miss Eva…”. A todos nos gusta leer. ¡A todos! La diferencia está en el qué. Quizás no han encontrado lo que les gusta, lo que les interesa encontrar entre las páginas que van pasando. ¿Un teatro? ¿Una biografía de alguien a quien admiren? ¿Un cómic? ¿Un libro sobre las estrellas? ¿Sobre hechos científicos? ¿El por qué de las cosas? ¿De récords del mundo?
Los niños son curiosos por naturaleza. Disfrutan descubriendo el mundo, y leer es justamente explorar lo que los rodea.
Como profesora de lengua y literatura, no hay nada más gratificante como compartir un ratito de biblioteca con mis alumnos, que me pregunten las palabras que no conocen y que, a veces, me pidan el favor de poder llevarse el libro a casa.
Miss Eva